El pare, la filla i l’esperit sant

S’omplen la boca, molts madridistes, del “señorío” de l’equip blanc, de ser “caballeros del honor”, tal i com diu el seu himne.
Suposem que sí. Però no tots. La família Guasch, per exemple, demostra no saber perdre. En una temporada en què el gran rival ha guanyat copa, lliga i Champions, s’ha proclamat l’equip menys golejat, ha fet més de 100 gols en lliga, ha clavat el 2 a 6 al Bernabéu, ha deixat moltíssims partits per al record i s’ha guanyat el reconeixement unànime de tota la premsa mundial; els Guasch, pare i filla, lluny de felicitar l’equip de Guardiola, es dediquen a desprestigiar els triomfs blaugranes.
Que dolenta que és l’enveja!

Tras unos diez minutos prometedorcillos en los que tuvo el 1-0 empecé a preguntarme si aquello de blanco era el Manchester o el Racing. No el de ahora. El de Sañudo, Geñupi y el gran Preciado, me refiero. Sigo sin salir de dudas. Admito que estos del Barça, Xavi e Iniesta especialmente, reducen a cenizas lo que tienen delante. Y si a un inglés le quitas la pelota y el ritmo lo atontas. Bueno, menos al Chelsea que es el campeón moral del torneo. Un equipo que le concede dos tiros a puerta al Barça en 180 minutos y palma en el alargue merece ese título. Cabía la posibilidad de que los de Guardiola anestesiaran a este rival de ayer, pero no esperaba que tanto, francamente. Total, que el soñado triplete culé cayó con todos los honores y merecimientos pese a que no fue la máquina de otras veces: ni falta que le hizo. El Racing United no le obligó a más.(...)
Tomás Guasch, diari AS, 28/05 /09

Como la canción: "Me va, me va, me va, me vaaaa". Un tipo que es capaz de decir después de la final de la Champions que el Barça no mereció jugarla sino el Chelsea, me va: eso igual no es capaz de decirlo ni Raúl. Es una frase que dice mucho en clave madridista sin que el Madrid aparezca en escena. Una reacción visceral después de una derrota, un afán claro de revancha deportiva. Sin saberlo, o quizá si, Cristiano hizo sus primeras manifestaciones como merengue. Fue en Roma, donde cerró su magnífica etapa en el Manchester al lado de ese extraño ser que es sir Ferguson. Allí se hizo hombre, ganó sus primeros títulos, fue sin duda feliz. Pero le ha sonado la hora de volar y con destino al Bernabéu donde acaban tarde o temprano los Balones de Oro. Si Florentino manda. (...)
Susana Guasch, defensacentral.com, 28/05/09

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